En Jalisco se registra una forma de violencia más sutil, burlarse de los salarios de los reporteros.
Abandonada por el esposo, abrumada por las deudas, con un trabajo extenuante como obrera y un salario deprimente, con dos hijos que alimentar -a quienes ya había sacado de la escuela por no poder pagar las cuotas “voluntarias”, más los útiles y uniformes-, una noche decidió dejar abiertas las llaves del gas en la estufa. Días después fueron encontrados Soledad y sus dos hijos acostados en la cama, en el sueño profundo de la muerte. Las autoridades que supuestamente se dedican a apoyar a mujeres vulnerables, fueron inexistentes en este caso.
La historia sucedió en Tlajomulco, Jalisco, y la noticia fue cubierta a través de los medios de comunicación. Usted quizás ni se lo imagina, ya que las observa sonrientes en la pantalla del televisor o tal vez las escuche por la frecuencia radiofónica, siempre tan profesionales y dedicadas a informar las noticias del día, pero varias de esas mujeres, reporteras también, están muriendo de preocupación. Muchas de ellas son jefas de familia, llegan temprano a trabajar y no saben a qué hora regresarán a casa, a ellas también las esperan sus hijos y tampoco les alcanza el dinero para mantenerlos.
Además, en los distintos medios de comunicación, se ha registrado una profunda disminución en la planta laboral por distintas razones. Muchas periodistas se enfrentan a la incertidumbre de perder su trabajo. Recientemente en Guadalajara, la radiodifusora W de Televisa, despidió a todas las mujeres en su departamento de Noticias, quedándose sólo con sus reporteros varones.
Aunque se reconoce que la mujer es muy responsable en su trabajo, ella requiere permiso por maternidad (periodo para el parto y lactancia) y tiene la necesidad de ausentarse para atender a los hijos cuando éstos se enferman, lo que frecuentemente es considerado una desventaja laboral.
Es muy triste que las reporteras informen al público sobre los beneficios y la importancia de la lactancia materna, pero cuando son madres, son las primeras en dejar de hacerlo porque deben regresar de inmediato al estrés constante y horarios extenuantes, de ellas depende la familia.
Por si fuera poco, estas mujeres tal como sus compañeros varones se enfrentan a otra amenaza más, México se ha convertido en el país más peligroso para ejercer el periodismo. Sin embargo, las autoridades sólo están registrando las cifras de los periodistas asesinados. Faltaría llevar la cuenta de los profesionales de la información que sufren levantamientos forzados y esos casos en los que se llevan a sus hijos, a sus cónyuges, a la madre y otros familiares con el fin de ejercer presión, de amedrentar y acallarles para que se deje de informar sobre cierto tema.
Según cifras de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (Fapermex), de 1983 a la fecha han sido asesinadas 254 personas, de las cuales 217 eran periodistas en activo y se contabilizan 26 desapariciones forzadas. El caso más reciente, el asesinato del director del diario El Gráfico de Puebla, Aurelio Campos.
“No son registrados por las autoridades (levantones y agresiones contra familiares), y es un atentado directo al medio de comunicación, al periodista y a la libertad de expresión. Han matado a familias completas con el ánimo de acallar al periodista; Veracruz es un ejemplo”, alerta el ex presidente de la Fapermex, Teodoro Rentería Villa.
En Jalisco se registra una forma de violencia más sutil, además de los reclamos a los jefes y los recortes publicitarios, también está la burla de funcionarios públicos por los bajos salarios que perciben los reporteros. Hace unos cuantos días, la titular de la Secretaría del Medio Ambiente, Magdalena Ruiz Mejía, ante una pregunta que consideró incómoda, inquirió a la reportera: “¿quieres que te conteste?, ¿por una nota de 50 pesos y 40 segundos?, ¿o por cuánto te la van a pagar?”. Por esa conducta, en las redes sociales de inmediato la funcionaria se ganó el mote de #Lady50Pesos. Posteriormente, se disculpó diciendo que no se sentía bien al momento de la entrevista.
Afortunadamente, la seguridad del periodista en todos sus ámbitos (integridad personal, condición económica y laboral), así como los retos adicionales que enfrenta la mujer reportera que es madre soltera y la profesionalización del gremio periodístico, son prioridades en la agenda de trabajo de la Fapermex con la llegada de Consuelo Eguía Tonella a la Presidencia de la institución y de Moisés Mora Cortés como secretario General.
Todo periodista sabe que enfrentará vicisitudes al ejercer su labor de informar, ya lo advertía el mismo Gabriel García Márquez: “Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el periodismo”, sin embargo, ya es tiempo de que como gremio pongamos un freno a dichas afrentas, porque por mucho apostolado que signifique nuestra profesión, tampoco se trata de un martirio voluntario.