El planeta en el que viven los políticos se refleja en un México irreal.
Como si fueran Prot, aquel paciente del hospital psiquiátrico personificado por Kevin Spacey en la película K-pax, el comportamiento de los políticos mexicanos los hace ver como habitantes de otro planeta, en donde todo es maravilloso, tecnológicamente avanzado. La realidad de este México no corresponde a lo que ellos viven mentalmente en su otro mundo, uno posiblemente extraterrestre, fuera de esta galaxia, y no hay manera de que nadie los haga volver a la realidad de este México, mal gobernado por ellos mismos.
Cuando uno los escucha hablar, es como vivir una y otra vez las escenas en donde el Doctor Mark Powell, director del centro de rehabilitación psiquiátrica de Nueva York, al que llega Prot, escucha día con día sus delirantes afirmaciones, en las que “describe a todo el que quiera escuchar un cuadro idílico de K-Pax”. Eso es lo que los políticos mexicanos pretenden hacernos creer, un cuadro idílico de un México que existe solamente en sus fantasías delirantes, como las del personaje que interpreta Spacey.
Un México donde dicen que hay mucho bueno que contar pero que no se cuenta, como en K-pax.
Que la visita de Donald Trump no fue un error, claro, desde la visión del planeta K-pax.
Que con la visita de los legisladores demócratas a México, se enmienda el grave error de la traída de Donald Trump y después seguramente querrán llevarlo a K-pax para que ahí si sea vitoreado.
Que los mexicanos van a ir al Zócalo este 15 de septiembre gustosos a vitorear el: ¡Viva México!, porque hay mucho que festejar, igual que en K-pax.
Que no hay violencia, ni inseguridad, no en K-pax.
Que el secretario saliente no dejó prendidas las finanzas con alfileres, claro que no, ¡cómo va a ser!, si México es K-pax.
Que la deuda de México no está ahogando las finanzas nacionales y que hay pocas posibilidades de salir venturosos: de ninguna manera, así no son las cosas en K-pax.
Que el dólar está incontrolable y, por tanto, la inflación vuela disparada hacia arriba y los precios de los artículos de primera necesidad: carne, huevo, leche, frutas, verduras, pollo, pescado, pan, café, ropa, luz, teléfono, gasolina, son ya casi impagables para el grueso de los mexicanos, esos que no viven mentalmente en el universo idílico de K-pax.
Los funcionarios que dictan las políticas económicas y sociales, y los legisladores que las avalan y ratifican en este México de hoy, afirmarán que esto no es así, que habrá estabilidad y que es sólo cuestión de apretarse otro poco más el cinturón, aunque esto en la realidad esté asfixiando a millones de mexicanos.
También dirán que los sindicatos, empezando por el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), ahora sí transparentarán sus gastos, sí, como en K-pax.
Que con el Presupuesto de Egresos 2017 se logrará equilibrar la balanza económica y que habrá suficientes recursos para el pago de pensiones y deuda pública, si esto es K-pax.
Que los pobres en México ya no existen, decretado por la oficina de estadística (el INEGI), pero el de K-pax.
Que la deuda que se disparó en estos años de una manera inimaginable no es producto de malas decisiones, ¡cómo va a ser!, así no es en K-pax.
Que el crecimiento económico dejará de ser débil, que será como en K-pax.
Que las perspectivas de las calificadoras mejorarán, para que el sueño de K-pax parezca ser real.
Vistos los hechos, sólo queda suponer que los políticos mexicanos como Prot sólo esperan el mejor momento para fugarse al 100% de regreso a su planeta K-pax, en donde todo es como ellos quieren hacerlo creer: Perfecto.
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