Sin fuero, los funcionarios de Jalisco serán puestos a prueba.
Jalisco se convertirá en la primera entidad de México que elimine la figura del fuero; los servidores públicos corruptos podrán ser enjuiciados ipso facto, como así lo aprobaron los diputados en el Congreso del Estado. ¡Aplausos! ¿Ya no habrá funcionarios impunes?
Ese logro hoy está en tinta y papel. En unos días, se oficializará con la publicación en el Diario Oficial de Jalisco. Sin embargo, en un territorio donde la corrupción impera y donde el perverso se ha acostumbrado a que nunca pasa nada en su contra, haga lo que haga, no extrañaría que en la práctica, el cambio realmente sea imperceptible.
Es más, Jalisco elimina el fuero cuando irónicamente la actuación más opaca es la del mismísimo auditor superior. Sí, ese que según la ley es el encargado soberano para revisar y auditar inapelablemente las cuentas públicas y estados financieros de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como de la Universidad de Guadalajara y otros organismos descentralizados, al igual que de los ayuntamientos para detectar actos de corrupción.
¿Qué no debería ser la Auditoría Superior de Jalisco el órgano más ejemplar en claridad y transparencia de la región? Alonso Godoy Pelayo se convirtió en auditor jalisciense cuando fue creado el organismo en 2004. Desde entonces ha estado inmerso en el escándalo; ha sido señalado de permanecer en el cargo, con argucias, para limpiar las cuentas de algunos gobernantes y políticos, además -de paso- perpetrar una que otra revancha.
Sólo hay que echar un vistazo a la hemeroteca para confirmar en distintas notas informativas un sinfín de cuestionamientos por la opacidad de sus actuaciones; se han exhibido ganancias millonarias para él y sus familiares, se ha denunciado la construcción y el equipamiento de la sede de la institución a sobreprecio. Es más, hasta se ha puesto en duda su capacidad psicológica para desempeñarse en el cargo, puesto que su patrón de sentimientos guardados refleja que es “resentido, cruel y vengativo, con la finalidad de arruinar a los demás para lograr una sensación de poder”, advirtió el especialista en psicomorfología facial, Manuel Mancera (publicado por Milenio Jalisco el 25/05/14).
Hasta hace poco, el auditor intentaba reelegirse por otros siete años, pero frenó sus pretensiones al percatarse que enfrentaría mayor oposición. Empresarios, académicos, políticos y alcaldes unieron fuerzas para que de una vez por todas se renueve la Auditoría Superior del Estado. La razón es simple, se le ha perdido la confianza ciudadana al auditor y la “institución está rota”. Ahora lo que se pretende es que nunca más la Auditoría pueda “ser botín de partidos políticos y grupos de interés”, señaló el coordinador de la Fracción Parlamentaria de Movimiento Ciudadano en el Congreso de Jalisco, Ismael del Toro.
Durante 12 años, Godoy ha permanecido como auditor a pesar de los señalamientos, percibiendo el sueldo más jugoso de la entidad, a saber 186 mil pesos mensuales –más que el gobernador Aristóteles Sandoval-. Aún con toda la opacidad de la que se le acusa, se va Godoy. Satisfecho y con la conciencia tranquila, dice él. Incluso ya prepara la documentación para tramitar su jubilación en los próximos meses.
Por si no fuera suficiente, él tendría la pensión más jugosa de la historia jalisciense, con 196 mil pesos. Desbancaría al ex magistrado Eleuterio Valencia, quien recibe una mensualidad superior a los 192 mil pesos como pensión.
¿Servirá de algo que se haya aprobado la eliminación del fuero? ¿Con el cambio de titular funcionará la Auditoría Superior de Jalisco? En ambos renglones aplicaría el mismo principio, la impunidad permanecerá hasta que ya no se le solape, hasta que se le extirpe, sin importar lo doloroso del proceso.
Por lo pronto, Jalisco sólo va a estar sin fuero y con varios políticos sin vergüenza.