Las mujeres indígenas no son de primer mundo en Canadá.
El pasado 3 de agosto, el gobierno federal canadiense anunció la creación de la National Inquiry into Missing and Murdered Indiginous Women and Girls (Investigación nacional sobre las mujeres y jóvenes indígenas desaparecidas y asesinadas http://www.aadnc-aandc.gc.ca/), para “examinar las causas sistémicas de violencia” contra ellas y producir “acciones efectivas y concretas”.
Canadá tiene fama internacional de ser un país justo, abierto a las diferencias y donde los valores de respeto e igualdad son una realidad. Sin embargo, existen varios grupos sociales que enfrentan discriminación y racismo, siendo la población indígena o aborigen, considerada la original de este territorio, el más visible. La población indígena de este país, en general, tiene condiciones de vida y oportunidades que distan mucho de ser consideradas de primer mundo.
Un reporte de la policía montada (RCMP, Royal Canadian Mounted Police), que aún no se ha dado a conocer públicamente, ha identificado un total de mil 181 casos de mujeres y jóvenes indígenas asesinadas (mil 017) o desaparecidas (164) entre 1980 y 2012. Los asesinatos representan el 16% de todas las mujeres asesinadas en Canadá en ese mismo periodo, a pesar de que las mujeres indígenas representan sólo el 4% de la población femenina en el país.
Se espera que la investigación que durará del primero de septiembre de 2016 al 31 de diciembre de 2018, costará $53.8 CDN millones de dólares, $13.8 más del presupuesto original autorizado.
La investigación será conducida por cinco comisionados de origen indígena (aunque no se incluye a ningún Inuit), honrará a las víctimas y ofrecerá recomendaciones “concretas y factibles” para prevenir la violencia contra mujeres y jóvenes indígenas. En su diseño estuvieron involucradas la ministra de Asuntos indígenas, la de situación de las mujeres y la Procuradora general, quienes escucharon testimonios de sobrevivientes, familiares y organizaciones indígenas de base, entre otros.
Varios grupos e individuos han criticado la investigación principalmente porque las recomendaciones que de ella deriven no tendrán fuerza legal para que sean atendidas e instrumentadas por los diferentes niveles de gobierno y la policía se librará de cualquier escrutinio sobre sus acciones.
Es cierto que el inicio de esta investigación se ha demorado mucho y su alcance es limitado. Pero la intención del gobierno liberal es ofrecer respuestas y continuar los trabajos que se iniciaron con la Comisión de la verdad y reconciliación. Como lo expresó la Ministra de Asuntos Indígenas y del Norte, Carolyn Bennet, la investigación nacional es necesaria ante la “urgente necesidad de examinar las causas subyacentes y profundos retos sistémicos de esta violencia, incluidos racismo, sexismo y el impacto sostenido del colonialismo”.
En mi participación con diferentes grupos comunitarios, he tenido la oportunidad de conocer mujeres indígenas sobrevivientes de violencia, tías y hermanas que no han sabido de sus sobrinas o hermanas y he escuchado los testimonios y marchado con mujeres cuyas hijas o vecinas fueron asesinadas, sin que se sepa quién lo hizo o por qué. Deseo que la investigación tenga mucho éxito en el logro de sus objetivos y sus alcances.