Hablar y hacer redes para el mundo laboral.
Ahora que las empresas están cambiando sus estrategias de reclutamiento de personal y pasan de priorizar los conocimientos disciplinares a las habilidades “blandas”, vale la pena hablar de nuestras habilidades para hablar y hacer redes de apoyo.
Es necesario entrar al tema sin ingenuidad. Las empresas dan por sentado que, quienes solicitan un puesto por su formación universitaria, tienen las habilidades disciplinares para el puesto; pero hace falta que sepan trabajar colaborativamente y saber exponer –vender– una idea.
Las habilidades de lenguaje requieren de un triángulo virtuoso: hablar bien, leer y escribir. ¿Qué pasa en los distintos niveles educativos con este triángulo? Las estadísticas nacionales nos dicen que el mayor analfabetismo, en todos los rangos de edades, están en las mujeres. Eso es cierto y tiene que revertirse. Hace falta escribir más y leer más.
Pero me gustaría poner en relevancia un fenómeno interesante de las población urbana en México, la mayoría: hacia la parte media y superior de la pirámide poblacional, las mujeres de los sectores socioeconómicos medios y altos, están profundizando una de las Revoluciones silenciosas de la segunda mitad del siglo XX. Están cambiando el rostro de las universidades y de los posgrados.
Hablar, escribir y leer bien, los vértices del triángulo del lenguaje, son la habilidades nodales que se perfeccionan en la vida universitaria, y ahora que las mexicanas, sin prisa; pero sin pausa, están cambiando los números de las matrículas universitarias, y especialmente la de permanencia en los posgrados, esta tendencia puede modificar los parámetros de "empleabilidad" y reducir la brecha de género en el mundo laboral.
La otra habilidad: generar redes, como las de amigas, amigos y las familiares, son fundamentales entornos empresariales y de organizaciones para la creación del conocimiento, la innovación y las soluciones para escenarios múltiples. Es necesario pasar de su carácter familiar y de esparcimiento a un ambiente profesional, incrementando el conocimiento de idiomas y el dominio de herramientas tecnológicas de comunicación sincrónica y asincrónica. Una excelente vía es centrar nuestra capacitación informal en cursos MOOC, cursos masivos en líneas (usualmente gratuitos).
Y contarlo en nuestros currículums, no como datos aislados, sino como experiencias aplicables al trabajo colaborativo y valioso para un universo laboral, en que se requiere la interconexión y la interculturalidad.
Los memes ridiculizan nuestras habilidades comunicativas o nuestra capacidad de hacer las cosas juntas, son un descalificación para debilitar estas cualidades, no hay que tomarlos en cuenta; pero es necesaria la resignificación y el mejoramiento de las mismas para estar en una mejor posición en el mercado laboral.
Somos mujeres del siglo XXI, ¡hay que hablar fuerte y claro!
Genoveva Flores
Periodista y catedrática del Tec de Monterrey