Los primeros en el mundo en planificar.
En la India se ha creado algo habitual: las mujeres no quieren parir más. Nadie las obliga a ello. Aseguran que se someten a la operación por voluntad propia.
¿Qué las motiva a hacerlo? La primera razón es que se convirtió en algo común en su país. Fueron los primeros del mundo en instaurar programas de planificación familiar, en 1952. Además de ser el segundo país más poblado del planeta después de China: lo habitan mil 300 millones de personas.
Es por eso que la ligadura de trompas y la vasectomía son procesos conocidos entre la población. En los años 70, la primera ministra Indira Gandhi, estableció la esterilización forzosa y masiva de millones de personas, que sobre todo eran pobres, minorías étnicas y las castas más bajas.
La esterilización femenina tiene una compensación económica de 500 rupias (unos 140 pesos), lo que lleva al siguiente motivo de por qué se someten voluntariamente: no pueden mantener a sus hijos. La mayoría de las personas que lo hace de manera permanente, proceden de las áreas más pobres de la India, en estados como el de Tamil Nadu, al sur de la India.
A pesar de que los centros públicos de planificación familiar ofrecen condones, píldoras y DIUs de forma gratuita, estas alternativas siguen siendo un tabú entre la sociedad hindú: se vinculan a la promiscuidad y los hombres se niegan a utilizarlos, como es el caso de los condones.
Tan sólo entre 2014 y 2015, más de 4 millones de mujeres indias se han esterilizado de forma permanente. Y sólo 90 mil hombres se hicieron la vasectomía. Según fuentes del gobierno, mil 434 personas murieron como consecuencia de estas intervenciones; la mayoría de ellas, mujeres.
Muchas de estas clínicas ofrecen el servicio de vasectomía permanente a los hombres, pero ellos se niegan a hacérsela (cosa que es mucho más rápido y sencillo que en el caso de las mujeres); sólo un 5% de todas las intervenciones de la India se realizan en hombres, esto se debe a que muchos temen el estigma social, ya que asocian la vasectomía con la pérdida de fuerza o de virilidad. Ellos cobran mil 300 rupias por someterse a ella.
Por otra parte, existen los antinatalistas, una nueva ola de activismo que reivindica la esterilización irrevocable voluntaria. Promueven la adopción y suelen estar vinculados a movimientos feministas, ecologistas y veganos. También aseguran que su decisión es una forma de luchar contra la miseria. Aunque son una minoría, cada vez más mujeres y hombres occidentales jóvenes deciden impedir que su cuerpo pueda traer al mundo nuevos individuos. La mayoría no han sido padres, y no creen que dejar de tener hijos, o no tenerlos nunca, sea una decisión radical ni dramática, sino un ejercicio de libertad y autonomía, pero sobre todo, de responsabilidad.